Por INFOBAE
Los granos de cacao llevan días secándose en un invernadero situado en la ladera de un cerro. "Es nuestra última cosecha y ya tenemos comprador", se entusiasma un agricultor de la granja comunitaria "Dois Riachoes", que reúne a 39 familias brasileñas. Instalados a 80 kilómetros del litoral de Bahía (noreste), estos pequeños cultivadores, antaño sin tierras, producen cacao, frutas y verduras sin utilizar fertilizantes ni pesticidas químicos. Su producción forma parte de las cerca de 1.900 toneladas de cacao orgánico producidas en 2018 en Brasil, menos del 1% de la producción nacional.
Todos son de la región y en 2001 se establecieron al pie de la finca "Dois Riachoes", en instalaciones precarias junto a una carretera. En aquella época la propiedad de 400 hectáreas pertenecía a una gran familia de productores de cacao, pero no cumplía con los criterios de productividad impuestos por el Estado. Seis años más tarde, después de que la justicia expropiara la finca y a pesar de los recursos judiciales presentados por los antiguos propietarios, los agricultores decidieron instalarse en una parte de la explotación y cultivar ahí sus productos siguiendo métodos exclusivamente orgánicos y un sistema agroforestal para el cacao.
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